La Semana Santa leonesa es sin duda tradición. Tradición en cada rincón de la ciudad, tradición religiosa que se une con tradición pagana, ambas en convivencia y con respeto, como debe ser la Semana Santa. Por ello una de estas tradiciones paganas es la de ir a “matar judíos” o lo que es lo mismo ir a tomar unas limonadas.
Y pese a tratarse de una costumbre de antaño, no se sabe con ciencia cierta el origen de la expresión “ir a matar judíos”.
Algunos atribuyen esta expresión a los cristianos que por la muerte de Cristo tomaban limonada acompañada de rosquillas como símbolo de la muerte de un judío por cada vaso de limonada y rosquilla que se comía.
Otras teorías se fundamentan en hechos más históricos, remontándose a la época en la que los judíos se asentaban en los barrios de Santa Ana, Puente Castro y San Martín. Una de estas teorías defiende que después del edicto de los Reyes Católicos, Isabel de Castilla y Fernando de Aragón, por el que se expulsaban a los judíos de España aún permanecieron en la ciudad algunas familias, que finalmente abandonarón León . Con la llegada del decreto de Felipe III en 1609 y sin judíos que expulsar en León, los cristianos salieron a las tabernas a celebrarlo tomando limonada, con la intención de que cada vaso de limonada simbolizaba un judío que se expulsaba o mataba.
La otra teoría con fundamentos históricos cuenta que en Viernes Santo los cristianos se acercaban al barrio de la judería, situado en el barrio de Santa Ana, con la intención de atacar a los judíos como responsables de la muerte de Cristo. Con el fin de evitar los ataques, las autoridades optaron por permitir el consumo durante los días de Semana Santa, tiempo de ayuno y abstinencia, de la limonada en las tabernas de modo que los cristianos embriagos desistieran en su propósito.
Unos defienden que los ataque a los judíos sin embargo, respondían precisamente al hecho de quienes se emborrachaban con la limonada, otros consideran que la limonada es la respuesta a las palabras de cristo durante la Pasión, “Tengo sed” (Jn. 19,28), y los últimos atribuyen estas palabras a Fernando el Católico en la firma del decreto de expulsión de los judíos, “Limonada que trasiego, judío que pulverizo”.
Lo cierto es que pese a los años y a un origen un tanto incierto, León de viernes Santo al Domingo de Resurrección, como manda la tradición “mata judíos”.