Si no eres un experto del vino y tienes una cena especial te damos algunos consejos a la hora de elegir el caldo con el que degustar tus mejores platos sin cometer algunos de los errores más comunes.
El vino es una bebida para disfrutar, saborear y dejarse llevar. Con unos simples detalles disfrutaras de esta bebida de dioses de otra manera.
En primer lugar olvídate de los tópicos; el vino tinto para la carne roja y blanco para pescados y mariscos. Se trata de disfrutar y el vino no es una ciencia con verdades absolutas, aunque tampoco debemos pensar que cualquier caldo combina con cualquier tipo de comida. El mejor consejo a la hora de elegir el caldo con el que maridar nuestros platos es buscar un vino que no anule el sabor de la comida y un plato que no llene el paladar de sabor. En el equilibrio esta el acierto, comida y bebida deben complementarse, no anularse.
Otro de los errores con los que solemos caer con frecuencia es pensar que cuanto más tiempo tiene el vino mejor. Todo depende del vino del que hablemos, en el caso de un vino joven cuanto antes sea consumido mejor podremos apreciar sus matices, y en caso de los vinos añejos hay que tener en cuenta una serie de factores como la variedad de uva o el tiempo, tipo de barrica y condiciones en las que permanezca.
A la hora de servir el vino, ten cuidado de no llenar las copas demasiado, un poco menos de la mitad de la copa es la medida justa. Ten en cuenta que los vapores que recogen el aroma se concentran en la parte superior lo que aumenta el sabor y placer al beberlo. Si llenas demasiado las copas en el caso de los vinos blancos o espumosos, estos perderán toda su frescura.
Cuando sujetes la copa hazlo por la base o el tallo. De esta manera en primer lugar no podrás apreciar las diferentes tonalidades del vino, además de calentarlo, lo que te impedirá disfrutar plenamente. Y si decides hacer una pequeña cata con girar suavemente la copa tres veces es suficiente. No se trata de sacudir el vino, sino potenciar el aroma.